Procesionaria del pino

Procesionaria del pino
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es la plaga más importante de los pinos en nuestra zona. Además del daño producido al defoliar los árboles, se añade el alto poder urticante de los pelos que cubren las larvas y que pueden irritar y causar  graves reacciones alérgicas. La procesionaria del pino pertenece al gran orden de los lepidópteros (mariposas y polillas), dentro de la familia Thaumetopoeidae (tradicionalmente también se la ha incluido en la familia Notodontidae).

 

Morfología

Los adultos son pequeñas mariposas nocturnas, siendo las hembras ligeramente mayores que los machos (30-40 mm los machos, frente a 40-50 mm de las hembras). El tórax de las hembras está cubierto de pelos grisáceos, el abdomen es grueso, cilíndrico y está recubierto con unas escamas doradas. Las alas anteriores son grisáceas con bandas transversales oscuras difusas. Las alas posteriores son blancuzcas. El macho es similar a la hembra, algo más estilizado con el abdomen más delgado y apuntado que en el caso de la hembra.

Las hembras ponen los huevos, blancos esféricos y duros, en grupos de 4-5 cm rodeando de forma helicoidal dos acículas de pino de la misma vaina. A continuación la hembra los recubre, para protegerlos,  con las escamas doradas del abdomen.

La oruga que nace de la puesta mide unos 3 mm y pasará por cinco estadios larvarios, es decir sufrirá cuatro mudas, antes de llegar a crisálida. Estos estadios se suelen denominar con la letra L seguida de su número correspondiente (L1 a L5). A partir de L3 adquieren el aspecto característico, orugas con la cabeza negra, de cuerpo  pardo, pilosas con pelos blancos  y largos pelos urticantes que la oruga lanza al aire cuando son molestadas. A partir de la L5, cuando han alcanzado su máximo crecimiento (hasta 40 mm), las larvas se entierran en el  suelo dónde sucede la pupación. Una vez que la oruga se entierra teje a su alrededor un capullo de seda, que es también muy urticante, en la que se convertirá en crisálida. Esta es de unos 20 mm, color castaño y forma ovoide. Al cabo de un tiempo variable el adulto surge.

 

Biología

El ciclo de la procesionaria suele ser anual, aunque debido a la diapausa embrionaria puede alargarse varios años. Los adultos empiezan a surgir en Julio, realizando la cópula y las primeras puestas en muy poco tiempo. Los adultos están  presentes al menos durante dos meses. Las primeras larvas nacen a los 30-45 días de la puesta. Las orugas se alimentan de las acículas de los pinos, pasando de un árbol a otro en largas filas “procesiones” normalmente nocturnas. Las orugas se desarrollan y se alimentan durante el otoño y el  invierno. En algunas zonas se puede extender hasta el inicio de la primavera, aunque en otras, si el otoño es cálido y seco, a comienzos de invierno puede aparecer ya el último estadio larvario (L5).  Ya desde los primeros momentos las orugas se juntan en grupos creando un nido de seda que van agrandado a medida que crecen las larvas. Los bolsones de invierno, mucho más resistentes, los hacen los estadios larvarios finales (L4-L5) para protegerse del frío.

A finales de invierno o comienzos de la primavera  las orugas se dirigen, también en procesión, al suelo dónde buscan un lugar dónde enterrarse y convertirse en crisálidas. Esta suele ser la procesión que se observa con mayor frecuencia.  La procesión de enterramiento ocurre en un rango de temperatura determinado (10-20ºC) y está encabezada por una futura hembra que va buscando un lugar adecuado, pudiendo llegar hasta 40 metros de su origen. La pupación ocurre a unos 10 cm de profundidad, surgiendo los adultos al cabo de uno o dos meses, aunque en ocasiones puede estar hasta la crisálida hasta 4 años enterrada (es los que se conoce como diapausa embrionaria). Existen variaciones en su biología debidas a la influencia de la temperatura, así en las zonas más cálidas eclosionan y se entierran antes.

 

Importancia para el hombre

Se considera una plaga importante en su fase larvaria ya que las orugas se alimentan de las acículas de los pinos y en algunos casos de cedros, defoliándolos y reduciendo su crecimiento, aunque raramente los mata. Existen especies de pinos más susceptibles a esta plaga como Pinus nigra o P. sylvestris, mientras que otros como P. halepensis o P. pinea son más resistentes.

Un grave problema de esta especie son los pelos urticantes, que las orugas utilizan como defensa contra sus depredadores.  En estos pelos se encuentran una serie de sustancias, que además de producir una reacción urticante pueden generar síntomas más severos, especialmente en personas sensibilizadas en las que puede producir una reacción alérgica grave.  Así, el contacto directo con los nidos o las orugas suele causar dermatitis, mientras que el contacto con los pelos urticantes que están en el aire pueden generar problemas en la piel, ojos y en el sistema respiratorio.

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