Las chinches de cama son animales que han convivido miles de años con el ser humano. Esto no se consigue sin dominar el arte de la ofuscación y, podemos afirmar, que son una de las especies más esquivas del reino animal.

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Modo de vida de las chinches

Son animales que huyen de la luz, por lo que buscan lugares oscuros y cálidos donde poder esconderse entre ingestas. Suelen mantenerse ofuscados en sitios cercanos a su fuente de alimento, pero esto no evita que podamos encontrarlos en otros lugares diferentes a la cama. De hecho, casi nunca están únicamente en la cama, ya que hay otros refugios cómodos y tranquilos en donde vivir y reproducirse: zócalos, marcos de cuadros, enchufes, soportes de cortina…

En cuanto a las condiciones térmicas, las chinche de cama se encuentran relativamente cómodas en rangos de temperatura comprendidos entre 15 y 25 grados centígrados. Por debajo de 13ºC los adultos pueden entrar en hibernación y pasar largos periodos de tiempo de muchos meses.

Pese a que no pueden volar ni saltar, si se mueven de forma ligera. Su velocidad de desplazamiento es de un poco más de un metro por minuto, y pueden viajar hasta 18 metros en busca de alimento si están desesperadas.

Hay que destacar que en los hogares, al contrario que en su habitat originario, las chinches de cama no tienen depredadores naturales, lo que hace casi imposible realizar un control biológico sobre la especie.

Alimentación de las chinches de cama

Las chinches de cama son insectos hematófagos que se alimentan de animales de sangre caliente. Se alimentan aproximadamente una vez a la semana y, una vez han saciado su apetito, se esconden de nuevo en lugares cercanos a su fuente de alimento. Es cierto que los seres humanos son un manjar para las chinches de cama, pero no dudarán en alimentarse de los animales domésticos del hogar si tienen ocasión.

La ingesta de los chinches de cama suele producirse por la noche, pero la única razón para que esto ocurra es porque, normalmente, dormimos una vez que el sol se ha puesto. Ellos saben perfectamente cuando salir a alimentarse puesto que detectan las exhalaciones de CO2 que emite el ser humano mientras duerme. Este dato nos permite concluir que pueden también picarnos mientras dormimos una siesta o, en caso de infestaciones muy graves, mientras estamos despiertos (aunque es muy raro que esto ocurra).

Las chinches de cama tienen una boca acanalada con cuatro conductos que introducen a su huesped para alimentarse. Dos de estos conductos los utilizan para ingerir sangre mientras que los otros dos segregan una saliva que tiene un efecto anticoagulante y anestesiante. Este efecto anestésico es el que hace que no nos demos cuenta de la picadura hasta comprobar su efecto físico (en el caso de que se manifieste picadura).

La ingesta de sangre puede durar entre cinco y diez minutos según el estadio de crecimiento de la chinche. Aunque ya lo hemos comentado con anterioridad, es importante conocer que las chinches han de alimentarse obligatoriamente para mudar al siguiente estadio de crecimiento.